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Cate Blanchett, actriz consagrada y musa de muchas, se ha convertido en un ícono lésbico sin necesidad de serlo (al menos no públicamente). Pero, ¿qué significa realmente ser un ícono lésbico? No se trata solo de orientación sexual, sino de algo mucho más profundo: una conexión con nuestra comunidad, una representación que nos toca y nos identifica. Y Cate lo ha conseguido, aunque suene irónico.

Todo comenzó de forma un tanto casual. En 2023, un tuit viral en el que se preguntaba por momentos favoritos de celebridades trajo de vuelta una entrevista de Blanchett durante la promoción de Tár (2022), donde ella, con esa seguridad arrolladora que la caracteriza, respondió a si era o no un ícono lésbico con un desinhibido: «Yeah, baby!». Esa actitud despreocupada, esa mezcla de humor y seriedad, fue suficiente para que muchas la vieran como una de las nuestras. Porque, para nosotras, ser un ícono lésbico no es algo que se impone, es algo que nos nace.

El fenómeno no es nuevo. En la exitosa serie Orange is the New Black, el personaje de Alex Vause expresa su fantasía de estar junto a Cate Blanchett. Esa simple referencia hizo eco en todas nosotras: ¿quién no ha soñado con Cate, ya sea como amiga, amante o simplemente como esa figura inalcanzable que inspira deseo y admiración?

Pero fue su papel en Carol (2015) lo que terminó de consagrarla. La película, basada en la novela de Patricia Highsmith, nos regaló una Blanchett en su máximo esplendor interpretativo. En Carol, Cate no solo interpretaba a una mujer enamorada de otra, sino que nos ofreció una representación digna, compleja y profundamente humana del amor entre mujeres. Ese tipo de papeles, lejos de los clichés y de las narrativas trágicas, son los que necesitamos. Nos dio una historia donde el deseo lésbico se vive con fuerza, pero también con sutileza y verdad. Desde entonces, Cate Blanchett y Carol están inscritas en el canon lésbico.

A lo largo de los años, Blanchett ha jugado con esa ambigüedad que tanto nos fascina. En entrevistas, eventos, y hasta en redes sociales, ha coqueteado con el concepto de ser o no ser lesbiana, y lo hace con una soltura que solo la hace más cercana. ¿Es importante que lo sea en la realidad? No tanto. Lo que importa es que ha sido capaz de representarnos de maneras que van más allá de la sexualidad. Con personajes como Lou Miller en Ocean’s 8 o Lydia Tár en Tár, ha dejado claro que la sexualidad puede ser parte de su interpretación, pero nunca el único eje. Su mensaje es claro: somos más que nuestra orientación.

Cate Blanchett no necesita etiquetas para ser un ícono lésbico. Lo es porque muchas de nosotras lo decidimos. Es la actriz que mira a otra mujer con deseo en la pantalla, pero también la que nos recuerda que el respeto y la representación importan, y mucho.

En LesbiEstupenda, celebramos a Blanchett porque nos ha dado algo invaluable: historias que nos reflejan, que nos emocionan y que, en el fondo, nos hacen sentir que no estamos solas. ¿Es un ícono lésbico? ¡Claro que lo es! Porque, aunque no lo diga explícitamente, sabemos que entiende el peso de la representación. Y nosotras, con orgullo, le decimos: «We take it, Cate».