Si te apasiona la música y te interesa la lucha por la visibilidad y los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+, no puedes perderte «Una Banda de Chicas», un documental dirigido por Marilina Giménez que ofrece una poderosa mirada a la escena musical queer de Buenos Aires. Estrenado en 2018, este retrato cinematográfico de 85 minutos explora las peripecias, desafíos y violencias que mujeres, lesbianas y personas trans enfrentan mientras siguen adelante con lo que aman: hacer música.
Una mirada desde adentro
El documental parte desde un lugar profundamente personal. Marilina Giménez, antes de ponerse detrás de la cámara, era miembro del trío de electro-pop Yilet. Su decisión de cambiar la música por el cine se siente como un viaje de transformación, no solo en su carrera, sino también en su manera de cuestionar el rol de la mujer en la industria musical. A través de su experiencia, el documental nos plantea una reflexión sobre el lugar de las mujeres y diversidades en un espacio que históricamente ha sido dominado por hombres.
Con una narrativa autobiográfica, Marilina nos lleva a su propio descubrimiento, y de ahí, al descubrimiento de toda una escena musical que resiste desde los márgenes.
Una escena de resistencia
«Una Banda de Chicas» no solo documenta la vida de una ex música que se convirtió en cineasta, sino que amplía su enfoque para mostrarnos una escena musical diversa y poderosa. A lo largo de la película, vemos a mujeres, lesbianas y personas trans organizándose para crear un espacio seguro en la industria musical. Desde los ensayos en sótanos hasta los conciertos cargados de energía, el documental muestra cómo estas artistas se apoyan mutuamente para abrirse camino en un entorno que aún arrastra profundas desigualdades.
La película incluye las experiencias de bandas icónicas como She Devils, Kumbia Queers, Ibiza Pareo, Las Kellies y Kobra Kei, todas ellas representativas del espíritu rebelde y combativo de la escena queer en Buenos Aires. Estas agrupaciones, cada una con su estilo único, ofrecen algo más que música: se convierten en símbolos de resistencia cultural.
La lucha por visibilidad y equidad
Una de las grandes virtudes del documental es cómo aborda de manera cruda y honesta las violencias y discriminaciones que las artistas enfrentan día a día. Marilina Giménez no esquiva los temas incómodos: el machismo, la exclusión y las dificultades de hacerse un lugar en la música no son solo barreras profesionales, sino también personales. Sin embargo, lo que destaca es la solidaridad que surge entre estas mujeres, lesbianas y personas trans, quienes luchan juntas para romper con las estructuras opresivas que intentan silenciarlas.
Una experiencia colectiva y de empoderamiento
El documental no solo es ideal para quien quiera entender mejor el contexto de la música queer en Argentina, sino que también es una opción perfecta para una pijamada con amigas lesbianas, como una oportunidad para compartir, reflexionar y sentir la energía que emana de estas mujeres que luchan por su lugar en el mundo.
Desde la música bailable de Kumbia Queers, pasando por los ritmos electrónicos de Ibiza Pareo, hasta los acordes de punk rock de Las Kellies, Una Banda de Chicas no solo es un testimonio audiovisual; es una celebración de la diversidad, del talento y del coraje de aquellas que no se rinden frente a las dificultades.
Un grito feminista y queer
Como dice el cartel promocional del documental, este trabajo se perfila como una pieza fundamental para entender la lucha feminista y LGBT+ dentro del mundo musical de Buenos Aires. El documental deja claro que, aunque la industria musical puede ser un lugar hostil para las mujeres y las personas queer, también es un espacio donde la creatividad y la resistencia florecen.
Con Una Banda de Chicas, Marilina Giménez nos invita a escuchar las historias no contadas, a visibilizar lo que tantas veces se ha mantenido en la sombra, y sobre todo, a celebrar a aquellas que, contra viento y marea, se mantienen firmes haciendo lo que aman: música.